Oportunidad de Desarrollo.

A mediados del siglo antepasado, en el que se propuso el proyecto de navegación a través del río Balsas; incluía la construcción del ferrocarril Morelia- Zihuatanejo.

El 16 de abril de 1888, el gobierno de Porfirio Díaz concesionó su construcción a los señores Vicente Villada y socios. La obra nunca empezó.

El 31 de mayo 1890 se concesionó por 99 años, ahora a Juan Bautista Caamaño la construcción de una línea de ferrocarril, que llegaría al puerto de Zihuatanejo o a la boca de Zacatula, Municipio de la Unión, Guerrero, pasando por Toluca, Temascaltepec, Cutzamala de Pinzón, Coyuca de Catalán, y Coahuayutla. Lo que hubiera resultado una ruta de gran movilidad comercial e incluso turística para Guerrero, y la región.

El 5 de enero de 1895, el Gral. Manuel González Cosío, Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas del gobierno Porfirista; rescindió el contrato de Caamaño, por incumplimiento. La costumbre de las malas prácticas desde entonces.

En 1898, la exitosa compañía minera de Inguarán por los rumbos de Michoacán, que explotó la extracción de cobre de ese lugar; gestionó y obtuvo la concesión de la construcción del ferrocarril El Organal-Zihuatanejo, comprometiéndose de construirlo en un plazo de tres años. Otra vez, ante el incumplimiento de la contratista, el gobierno Porfirista rescindió el contrato en 1902.

Triunfante la revolución; el 12 de octubre de 1911, el primer Gobernador revolucionario de Guerrero, Francisco Figueroa, solicitó al Presidente Madero, prolongar el Ferrocarril del pueblo de Balsas Municipio de Cocula al Puerto de Zihuatanejo, evitando la Sierra Madre; por Tierra Caliente y Costa Grande, siguiendo el cauce del río Balsas.

En su bien argumentada solicitud, planteaba que la ruta permitiría aprovechar los variados recursos naturales de la región, como las minas de Achotla y Campo Morado Municipio de Arcelia, la rica actividad agropecuaria, la ganadería, pesca y maderas preciosas. La convulsionada época, postergó el proyecto, que hasta la fecha continua “olvidado”.

Sería importante que estos proyectos ferroviarios los retomaran los gobiernos con similar visión y convicción social como se construye el tren Maya, con la diferencia de que el nuestro sea sustentable, amigable con los ecosistemas y con una visión social y humanista. Este gran proyecto ferroviario daría a Guerrero gran capacidad logística comercial e incluso turístico, de inversión y empleo, y detonaría una dinámica de progreso en el estado, al mejorar el nivel de desarrollo con justicia distributiva, sentido social, y así elevar las condiciones de vida de los guerrerenses.

Recordar que Guerrero tuvo su ferrocarril, el Tren de Iguala, sacado de circulación por la sinrazón gubernamental, después de casi un siglo de servicio, 1898 – 1997. Nunca es tarde para que nos lo regresen, y ahora cubriendo la ruta a su destino final, el puerto de Acapulco, y por qué no un ramal a la Tierra Caliente.

Investigadores:

Juan Correa Villanueva

Feliciano Pérez Morales

Boletines relacionados